¿Te has preguntado alguna vez cuánto peso le das a tus problemas o preocupaciones? Asegúrate de hacerlo correctamente ya que equivocarte puede causarte problemas a corto y largo plazo.
El no saber qué peso darle a cada problema que se te presenta en la vida puede generarte dos cosas:
• Exceso de estrés y los problemas que ello conlleva, en caso le des más peso del adecuado.
• Las consecuencias provocadas por haber desestimado el problema o no haberle dado la importancia debida, en caso de que sí lo haya ameritado.
Vamos a suponer que tus problemas son tan livianos como una hoja de papel.
Toma una hoja con ambas manos y levántala estirando los brazos de manera que estos estén en posición horizontal.
Seguramente sentirás un peso insignificante.
Ahora permanece sosteniéndolo por 3 minutos. ¿Empieza a incomodar? Imagina si lo mantienes de esa forma por 15 minutos o más, ¿lo seguirás sintiendo tan liviano y fácil de llevar? Estoy seguro de que no!
Las preocupaciones se comportan de manera similar. Mientras más las tengas en tu cabeza como pendientes más pesadas y perturbadoras serán para tu mente.
Por eso lo ideal es identificar y decidir rápidamente si es una preocupación trivial que se puede simplemente olvidar o es algo que amerite resolver.
Luego de haber identificado esto debes actuar según lo decidido. No vale la pena estresarse por detalles muy pequeños que no tendrán mayor impacto en tu vida.
Existen muchas personas que no identifican de manera correcta el peso que deben tener sus preocupaciones, ya que se preocupan y se estresan por cosas que no valen la pena o que realmente no les corresponde.
Esto no significa que siempre trates de olvidar las preocupaciones o problemas, si amerita hacerlo debe hacerse, de lo contrario te podría generar resentimientos y te traerá consecuencias evidentes o incluso en algunos casos que ni notarás.
Por ejemplo, una madre de familia que se preocupa porque el hijo de su vecina le causa problemas a su amiga y vecina.
Este tipo de problemas debe desecharse de la mente rápidamente, ya que es un problema ajeno y no vale la pena asumirlo como propio ni dedicarle mayor esfuerzo para darle solución.
Recuerda que ser colaborativo es bueno, pero no olvides también serlo contigo mismo. Esto implica no llenar tu mente con problemas ajenos ya que te hará daño.
Si se tratase, por ejemplo, de la enfermedad de un familiar o de la pérdida de un empleo agradable, es totalmente acertado preocuparse y debe asumirse como tal, es decir, amerita pensar en ello y ayudar o buscar una solución al problema.
El cuerpo humano soporta preocupaciones, es más, la preocupación nos sirve para poder ir en busca de la solución de muchos problemas.
Sin embargo, cuando las preocupaciones son excesivas, el cuerpo podrá sufrir daños tanto físicos como mentales, y el límite de preocupaciones que debemos asumir para no hacernos daño depende mucho de saber identificar el peso que debemos ponerle a las mismas.
Date una mirada a ti mismo y verifica si estás dándole el peso adecuado a cada una de tus preocupaciones que surgen a tu alrededor, si te das cuenta que estás dándole mucho peso a algunos problemas pequeños empieza a corregirlo hoy mismo; hazlo tanto por tu salud mental como por la de las personas que tienes alrededor!
Fuente: Momento Ideal (Sitio Web de Motivación, Coaching y Entretenimiento Sano) https://momentoideal.com/